lunes, 10 de noviembre de 2008






El alba del diecinueve
de julio no se atrevía
a precipitar el día
sobre su costa de nieve.
Nadie a despertar se atreve
hosco de presentimiento.
Y el viento del pueblo, el viento
que muevo y aliento yo
pasó a mi lado y pasó
hacia el 5º Regimiento.

Me desperté entre cañones,
y pistolas, y aeroplanos,
y un río de milicianos.
Eran varios corazones
los que en el pecho sentía:
la sublevación ardía,
disparaba, aullaba en torno,
y era el corazón de un horno
el gran corazón del día.
Hombres, de noble mirada
y de condición más noble,
que han hecho temblar al roble
y desmayarse a la espada:
héroes que parió la nada,
dejando sin movimiento
el monte, el campo, el aliento
de la paz y la labor,
iban a unir su valor
en el 5º Regimiento.







(Fragmento) Miguel Hernández. Memorias del 5º Regimiento

1 comentario:

Monkey dijo...

Vaya, mola el poema, aunque a mi no es que me guste mucho la poesía.

Ya queda menos para que tengas el coche y to lo que eso significa :D